¿Cómo conseguir un bronceado perfecto y sano este verano?

Las ansiadas vacaciones han llegado para muchos y, como viene siendo tradición, buscamos broncearnos de manera natural y, por supuesto, sin dañar nuestra piel. Aunque parece una tarea complicada, cada vez más y más marcas apuestan por un bronceado perfecto que aúne salud con estética. 

Desde Versión Profesional queremos darte las claves para conseguir ese color dorado que tanto nos favorece y nos gusta lucir a la vuelta de nuestras vacaciones.

¿Cómo conseguir un bronceado perfecto este verano?

Tenemos que tener en cuenta que una exposición al sol constante y sin la protección adecuada puede ocasionar problemas muy graves en nuestra piel. 

Por un lado, no podemos “agobiar” a nuestra dermis con una exposición continua aunque cambiemos de posición. el exceso de sol provoca, amén de manchas y deshidratación, flacidez por degradación de colágeno, por lo que una piel más dañada por el sol será más flácida y envejecida. La piel precisa de un tiempo para asumir la melanina y descanso.

Por otro lado, ponernos bajo el sol sin un producto adecuado que ayude a la piel a su regeneración y cuidado, provocará quemaduras que pueden llegar a derivar en problemas dérmicos graves y unos resultado nada favorecedores.

Buscamos, por tanto, un bronceado comedido y sano, conseguido a base de exposiciones solares controladas y con fotoprotección. A este se le conoce como bronceado “healthy”.

Es cierto que con una fotoprotección más alta tarda más tiempo en broncearse la piel que si no se usara, ¡PERO! Gracias a esta protección elevada, no tendremos rojeces y conseguiremos un color más bonito, uniforme y duradero, así como una piel menos seca y arrugada.

Una piel bronceada es sinónimo de una piel agredida que se defiende de esa agresión. Una piel roja es una piel agredida (quemada) que se defiende mal de esa agresión.

Por lo tanto, tenemos que tener paciencia bajo el sol, protegerse de forma correcta y llegar al color deseado “poco a poco”.

¿Qué fotoprotección escoger?

En primer lugar, hay que aclarar que, incluso las pieles oscuras, tienen que usar un protector solar con índice alto, como mínimo 30. Aunque lo recomendable durante los primeros días de exposición, incluso en estas pieles más oscuras, es un SPF de 50. Para las claras o con antecedentes en cáncer de piel se recomienda mantener un SPF de 50 durante todo el verano. ¿Y el mínimo? El índice siempre tiene que ser igual o superior a 30, incluso cuando nuestra piel esté ya bronceada de forma adecuada.

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Se tratan de cremas solares testadas dermatológicamente. Son muy resistente al agua, de rápida absorción y apto para pieles atópica con una protección muy alta para que el bronceado que consigas siempre sea cuidadoso con la piel.

¿Qué hacer después de la exposición solar?

¡No bajemos la guardia! Tras la exposición solar, debemos de tratar la piel e hidratarla para que podamos conseguir un bronceado perfecto y healthy. ¿Cómo? Mediante mascarillas frías y cremas antioxidantes. De esta forma lograremos calmar la piel, equilibrarla y descongestionarla. 

¡Recuerda! El objetivo de este verano será conseguir un bronceado uniforme pero sano.

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